
Hacer frente a las críticas contra tu manera de cuidar a tu mascota
Si te sientes criticado en tu manera de cuidar a tu animal, te traigo algunos trucos para gestionarlo mejor… y, si es necesario, callarles la boca.
No me deja de sorprender lo muchísimo que se parece la crianza de un bebé y la de una mascota.
No sólo en lo obvio: es un ser pequeño, frágil, que despierta ternura y que depende totalmente de ti: para que lo alimentes, para que lo eduques para que lo llevés al médico/veterinario, le cures… No se puedes comunicar ni obtener por sí mismos lo que necesitan, tú se lo proporcionas todo.
Hasta aquí, vale. Es curioso, pero no sorprendente.
Pero hay aspectos no tan obvios: me refiero a las elecciones que haces como “madre” o “padre”, en ambos casos tanto niños como mascotas. Y a cómo reacciona la gente a esas decisiones.
Cómo lo crías, cómo lo educas, qué límites le pones, qué cosas le permites hacer y cuáles no… Quién le va a educar, con qué técnicas, cómo pasáis vuestro tiempo libre…
O sea:
Si se puede subir al sofá o no, si duerme en la cama o en el suelo, qué comida le das, a qué veterinario le llevas, si te lo llevas de vacaciones o no, si va contigo a todos lados, si condicionas tu tiempo libre a ir a sitios donde te lo puedas llevar, o a hacer viajes cortos para no dejarle muchos días solo…

Si eres un padre/dueño responsable, esas decisiones las has meditado. No surgen sin más. Bueno, a veces sí, que improvisar también está muy bien, pero por lo general tú has tomado una decisión y para ello te has informado y has elegido entre varias opciones.
Yo lo hago, tomo decisiones constantemente. Meditadas, con argumentos y fundadas en información o, a veces, en emociones, pero sigue siendo una decisión.
Por eso me toca las narices que los demás me vengan a discutir.
Hace unas semanas leí este artículo de un blog de crianza y educación de los niños que habla de los “Zascas elegantes” que muchas veces te ves obligado a decir para que te dejen criar a tu hijo como te dé la gana.
De hecho creo que se meten más con mi manera de educar a mi hijo que de educar a mi perra. Claro que supongo que eso es porque sé del tema, y les sé callar la boca. Les dices “soy veterinaria” y se callan, como supongo que pasaría si dijera “soy pediatra”.
De hecho, ¿no te has dado cuenta que cuando alguien quiere insistir en un argumento en el que no estás de acuerdo, dice cosas como “me lo dijo el pediatra”, “tengo un amigo que es médico que me lo dijo” o (y este es sin duda el mayor argumento incontestable y de máxima autoridad) “lo han dicho en la tele”?? XDXD
Bueno, pues como afirmo en mi manifiesto, que es de los primeros textos que escribí cuando estaba montando mi web, no es necesario ser veterinario ni educador para ser el mejor dueño para tu animal.
Aún así, tenemos dudas.
Es normal.
Por eso, en realidad, es por lo que duelen o molestan las críticas de los demás, porque en el fondo despiertan nuestras propias dudas de si lo estamos haciendo bien.
Así que, ante una crítica a tu manera de educar, convivir o tratar a tu mascota, este es mi consejo:
1 – Controla las emociones.
-Calma a ese monstruo interior (no sé vosotros, pero yo lo tengo) que quiere retorcerle el pescuezo a quien te dice “¿en serio le dejas subir al sofá?” “¿Cómo puedes dejar que te chupe la cara?” “Con un par de tortas verías como se le pasaba eso de xxx…”
-Frena también ese aluvión de dudas y miedo que te pueden invadir: ¿Lo estaré haciendo mal? ¿Tendrá razón? ¿Y si no lo sé y le estoy haciendo daño? Ten una cosa clara: que alguien diga algo diferente de lo que tú piensas o en lo que no habías caído no significa automáticamente que tenga razón. Veamos si puede tenerla o no:
2 – Pregúntate, una vez tienes las emociones a raya y puedes pensar con claridad:
-Lo que me están cuestionando, ¿si lo hago a mi manera cabe alguna posibilidad de que le haga daño físico a mi animal? Como que le cause mucho frío o calor (como pasearlo por el asfalto en verano al mediodía), que pase mucha hambre o sed, que le cause dolor físico (pegarle, dar tirones de correa, poner collar eléctrico o de ahogo…), que le provoque alguna enfermedad o trastorno (como darle un medicamento sin receta, o no protegerlo contra parásitos o enfermedades). No digo que si le está haciendo daño. Digo si le podría llegar a hacer daño. Si no lo sabes, la respuesta es fácil de encontrar: ¡pregúntale a un veterinario!
-Lo que me están criticando, si lo hago a mi manera ¿Interfiere con la libertad de mi animal para llevar a cabo sus comportamientos naturales? ¿Impide que se exprese, que ladre o maúlle, que se comunique, que camine, que explore, que huela, que juegue con sus juguetes, que juegue con otros animales o personas, que haga sus necesidades? ¿Le puede generar tristeza o miedo a mi animal? No digo si “se lo merece” o no. Sólo si objetivamente puede causarle malestar. Si se esconde, baja las orejas, esconde la cola, se aleja de la situación, hace señales de calma… te está diciendo que sí, que eso le causa malestar. (¿Sabes identificar con certeza cuándo tu animal está incómodo? ¿Sabes lo que son las señales de calma? Si no estás convencido, tienes aquí un curso gratis para aprender 😉 )
-La persona que me está planteando que haga las cosas de otra manera, ¿es un profesional de los animales? Profesiones como veterinario, auxiliar de veterinaria… No el vecino “que siempre ha tenido perros y por eso ya es medio veterinario”. Yo he tenido puertas toda la vida y no me considero medio carpintera. Punto.

Vale, pues si tu respuesta es SÍ a alguna de las 3 preguntas, te toca darle un par de vueltas al asunto, buscar más información y tomar una decisión.
Tal vez la respuesta es SÍ pero ya lo sabías y ya habías tomado la decisión de hacerlo igualmente. Vale, tú decides, pero que sea una decisión tomada desde la tranquilidad, no desde el cabreo, la impotencia, el “es que si no, no sé qué hacer” o el “es que me da pena”, cuando sabes que no es buena idea. Son ejemplos.
Si no sabes qué hacer con una situación, busca ayuda. Profesional. De la buena. No digo más 😉
Y si tu respuesta a esas 3 preguntas es NO... ni le va a hacer daño de ningún tipo ni la persona que te lo está criticando sabe más que tú y tal vez sepa algo que tú ignoras… Así que, ignora al criticón.
O, si eres como yo que no te puedes callar…
Para esos casos, hoy te traigo mis propios “Zascas elegantes”
(Nota: No pretendo hacer en este post un estudio científico y exhaustivo de cuándo deberías enviar a la porra a los que te critican, sólo un esquema básico a seguir. Claro que hay muchas cosas a tener en cuenta, como por ejemplo si ahora no le causa ningún daño pero te lo puede acabar causando a ti, como contagiarte algo o herirte si no lo educas de otra manera. Si tienes duda, pregunta a un profesional. De los buenos. 😉 )
Zascas elegantes para responder a argumentos contra tu forma de criar a tu perro o gato
Te pongo primero la situación criticada (equivocada) y, luego, una posible respuesta que le puedes decir para callarle la boca educadamente.
En alguna ocasión os añado también alguna de esas excusas que, incluso aunque no sean verdad, te pueden ayudar a que dejen de insistir, o alguna información científica que podéis decir que os la ha dicho “una veterinaria que conozco” 😉
Respuestas cuando te critican tu manera de criar a tu mascota:
1-Crítica o consejo no solicitado: “No deberías dejarlo subir al sofá/cama/etc. Se malacostumbran/se vuelven dominantes/luego no hay quien los baje, etc…”
Zasca elegante: “¿Por qué no, si está bien educado? Si yo se lo digo, se baja.” o “¡Es que tengo los pies fríos y me da un calorcito más bueno!”. Y, por supuesto, “Los perros no son dominantes“. (y los gatos, menos)

2-Crítica o consejo no solicitado: “¿No te molestan tantos pelos?”
Zasca elegante: Qué va! Me hacen sentir en casa.
3-Crítica o consejo no solicitado: “Ecsss ¿le dejas que te chupe la cara? ¡Qué antihigiénico!”
Zasca elegante: Pues los estudios dicen que los besos de los perros tienen efectos beneficiosos para las personas. ¡Son una medicina natural!

4-Crítica o consejo no solicitado: No deberías dejar que el gato se suba a los muebles
Zasca elegante: Es muy cuidadoso, no tira nada. Y además así te tiene vigilado a ti 😉
5-Crítica o consejo no solicitado: Tienes demasiados animales
Zasca elegante: Puedo mantenerles.
6-Crítica o consejo no solicitado: Eso de educarles en positivo y no pegarles nunca es una moda que es una tontería. Yo a los míos alguna torta les cae y mira qué bien se portan.
Zasca elegante: A ti te importan los resultados, que tu animal te obedezca. Yo busco que mi animal confíe en mí.
7-Crítica o consejo no solicitado: “¡No dejes que le chupe la cara al niño!”
Zasca elegante: Déjale, que así el crío crea defensas y tendrá menos alergias.

8-Crítica o consejo no solicitado: “¡No vayas oliendo todo! ¡Marrano!”
Zasca elegante: Para él es tan importante oler como para ti ver. ¿Te gustaría que te taparan los ojos para ir por la calle?
9-Crítica o consejo no solicitado: Si el cahorro llora las primeras noches que pasa en tu casa, ignóralo y se le acabará pasando… Tienes que ser fuerte y aguantar.
Zasca elegante: Está demostrado que si atiendes a los cachorros cuando lloran, de mayores serán animales más seguros y menos miedosos. No soy débil, estoy haciendo una inversión de futuro.
10-Crítica o consejo no solicitado: Estás demasiado pendiente de tus bichos, no puedes ni tener unas buenas vacaciones, siempre pendiente de ellos.
Zasca elegante: Son mi familia, y es mi decisión. Cada uno tiene sus prioridades.

Y voy a parar ya porque si me embalo, no paro 😉
Supongo que, al final, todo se podría resumir en:
Es parte de mi familia – Es mi decisión – Yo elijo.
Siempre y cuando, por supuesto, estemos seguros de no causarle ningún mal.
Cuéntame, ¿qué te critican sobre tu manera de cuidar a tus animales y cómo les respondes tú?