
Gatos: Superar el miedo al transportín
Muchos gatos odian el transportín. Conseguir meterlos dentro es para muchos dueños casi misión imposible, una tortura a la que se ven sometidos -gato y dueño- cada vez que hay que ir al veterinario. Pero, ¿odian los gatos de manera “natural” el transportín? ¿o hay algo que podamos hacer para evitarlo?
Si piensas en tu gato metiéndose en su camita-iglú o escondiéndose en una caja de cartón, verás que estar metidos en espacios reducidos no les molesta especialmente. Lo que aquí sucede es lo que llamamos aprendizaje asociativo: el animal asocia el transportín con las malas experiencias que ha vivido la mayoría de veces que le han metido en él.
Ser levantado por los aires, el traqueteo del coche, entrar en la clínica donde huele raro y lo peor, el toqueteo por parte de un extraño que además muchas veces ¡va y le pincha! ¡Y sin pedirle permiso ni nada!
Sinceramente, visto así… yo también lo odiaría. ¿Tú no?
¿Y qué podemos hacer?
Muchas cosas, y una de ellas es romper esa asociación: que el transportín vaya asociado también a cosas buenas: que se convierta en un mueble más de la casa, por ejemplo en su nueva cama, que a veces juguemos a tirarle chuches dentro y que las vaya a buscar, alguna vez cuando esté dentro cerremos la puerta y lo levantemos un poco y enseguida lo bajemos y le demos chuches o su juguete favorito… Consiguiendo que poco a poco deje de verlo como algo tan malo y cuando haya que llevarlo al veterinario, al menos la primera parte sea más fácil para todos 🙂